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La Sanidad demorada

Posted By Ministerio de Oracion Internacional On 22:08

EE.UU.- ( AGENCIALAVOZ.ORG )¿Cómo habrá sido estar en la presencia real de Jesús? ¿Y en las horas y los días posteriores a sus milagros? Es difícil para mí concebir cómo habrá sido en esa zona del extremo noroeste del mar de Galilea. Muchos, tal vez cientos, recibían sanidades milagrosas.


Los testimonios y la emoción son difíciles de imaginar. La Biblia no habla mucho de eso, las repercusiones de su presencia, pero me gustaría saber. “Al bajar ellos de la barca, la gente en seguida reconoció a Jesús. Lo siguieron por toda aquella región y, adonde oían que él estaba, le llevaban en camillas a los que tenían enfermedades. Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos” (Marcos 6:54–56).

Las páginas del Nuevo Testamento están llenas de milagros de sanidad y de expulsión de espíritus malignos. ¿Por qué nuestras iglesias guardan silencio al respecto? ¿Por qué no experimentamos estas cosas? En el libro de Lucas estos pasajes nos dan una comprensión del porqué. “Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades” (Lucas 5:15). “…Luego bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había allí una gran multitud de sus discípulos y mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón” (Lucas 6:17).

Nuestra responsabilidad está en el campo de la expectación. La gente no solo venía a escucharlo sino también a que él los sanara. Parece que en la actualidad sólo vamos a escucharlo. Yo creo que la responsabilidad de ser expectantes falta en la iglesia. No solo es culpa de los predicadores sino también de los que se congregan que no quieren que sus predicadores prediquen y practiquen la sanidad y la liberación. Los poderes demoníacos están haciendo un buen trabajo para mantener esto fuera de la Iglesia, piénselo. Esto es lo que Jesús hacía y eso es lo que nos dijo que hiciéramos.

Hace poco en una “noche de ministración” una señora vino al llamado al altar y me dio una nota. No podía escuchar, no podía hablar claramente. Pero ella vino expectante. Eso es lo que hacemos en nuestras noches de ministración, oramos por los enfermos y expulsamos demonios. Cuando oré por ella, cayó suavemente al suelo y se quedó así prácticamente durante todo el tiempo del llamado al altar. Cuando la ayudaron a ponerse en pie, miró asombrada a su alrededor y dijo: “¡Puedo oírle, puedo oírle!”. ¡Eso es realmente emocionante! Esa noche muchos fueron sanados, siempre nos sucede. Un hombre me dijo que fue sanado cuando llegó al estacionamiento. “Yo he tenido esta enfermedad en ni mejilla derecha durante años, pero el dolor se fue cuando llegué al estacionamiento”. Eso es increíble.

Cuando miraba a las personas que asistían a la reunión, observé algo común en sus ojos: su expectación y su necesidad. Creo que en la mayoría de las congregaciones la necesidad es común, pero la expectación no lo es. Alguien necesita elevar el nivel de expectación entre los creyentes. Dios es un Dios de fe, Dios honra la fe. La expectación no es más que aquello que es. Es sencillamente creer para recibir de acuerdo con lo que Dios ha dicho. Existen al menos siete relatos bíblicos de métodos también bíblicos para la sanidad.

Maneras bíblicas para ser sanados

1. Los ancianos de la iglesia pueden ungir con aceite y orar por las personas para que sean sanadas.

“¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le perdonará. Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz (Santiago 5:14–16).

2. El pueblo de Dios puede imponer las manos en oración y pedir a Dios sanidad, y las personas pueden ser sanadas.

“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17–18).

3. Dios puede darle a alguien el don de sanidad y la autoridad para ministrar sanidad a otros.

“A otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu”

(1 Corintios 12:9).

4. Dios puede otorgar la sanidad en respuesta a la fe de la persona que desea ser sanada.

“Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora” (Mateo 9:22).

5. Dios puede conceder la sanidad basada en la fe de otros.

“Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico…A

ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Marcos 2:4, 11).

6. Dios a menudo sana mediante el tratamiento médico.

“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1 Timoteo 5:23).

7. Dios realiza actos soberanos de misericordia para sanar. Él toma la iniciativa. Él hace la obra.