NIGERIA.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Más de 100 personas han muerto este domingo en enfrentamientos entre pastores islamistas nómadas y residentes cristianos de una localidad cercana a la ciudad nigeriana de Jos, en el centro del país, según diversos testigos. En enero, otro brote de violencia sectaria causó cientos de muertos en la misma zona.
Residentes de Dogo Nahawa, al sur de Jos, aseguran que pastores Fulani de las colinas cercanas realizaron un duro ataque a las 3.00 hora local (2.00 GMT), con dispares al aire antes de asesinar con machetes a quienes salían de sus casas. Según fuentes locales citadas por Efe, los enfrentamientos tuvieron lugar en tres comunidades de Shen, donde fueron incendiadas 75 viviencias y numerosos vehículos.
Ante estas circunstancias, el presidente del país, Goodluck Jonathan, ha puesto las fuerzas de seguridad del país en alerta roja para que frenen la violencia.
Un testigo de Reuters que visitó la localidad contó unos 100 cuerpos apilados al aire libre. Pam Dantong, directora del Hospital Estatal Plateau en Jos, mostró a la prensa 18 cuerpos que habían sido llevados desde el pueblo, algunos de ellos carbonizados.
Además, varios funcionarios aseguran que otros cuerpos fueron llevados a un segundo hospital en la capital estatal. Gregory Yenlong, portavoz del Gobierno del Estado de Plateau, ha dicho que fueron asesinadas hasta 500 personas, aunque no hay una confirmación independiente del dato.
Tanto en esta como en otras ocasiones no está clara cuál es la causa dl enfrentamiento. "Vinieron aproximadamente a las tres de la madrugada y comenzaron a disparar al aire", aseguró Peter Jang, residente de Dogo Nahawa. "Los disparos eran para sacar a las personas de sus casas y cuando éstas salieron las empezaron a atacar con los machetes", dijo el hombre, mientras varias mujeres lloraban tras él.
Nigeria, en situación difícil
El pasado enero, cuatro días de enfrentamientos sectarios entre multitudes armadas con pistolas, cuchillos y machetes dejaron cientos de muertos en Jos, capital del estado Plateau, que se encuentra entre el norte musulmán y el sur, de mayoría cristiana.
Este episodio violento en la volátil región se produce en un momento difícil para Nigeria, cuyo presidente interino, Goodluck Jonathan, intenta hacer valer su autoridad mientras el líder del país, Umaru Yar'Adua, sigue demasiado enfermo para gobernar. "Este es un acto de crueldad", ha asegurado Da Buba Gyang, el tradicional gobernante del grupo étnico cristiano Berom en Jos.
El presidente Jonathan desplegó cientos de soldados y policías para detener la violencia de enero, en la que líderes comunitarios dijeron que murieron más de 400 personas. Cifras oficiales de la policía estiman el número de fallecidos en los enfrentamientos en Jos y sus alrededores en 326.
Yar'Adua regresó al país hace una semana y media después de estar tres meses en un hospital saudí, donde fue tratado de una dolencia cardíaca, pero no ha sido visto aún en público. Fuentes de la presidencia aseguran que permanece en una unidad móvil de cuidados intensivos.
Además de la violencia en Plateau, también existe la posibilidad de que crezca la inestabilidad en el Delta del Níger, el corazón de la industria petrolera y de gas del país, después de que un grupo militante escindido se adjudicase la responsabilidad la semana pasada de dos ataques a instalaciones de crudo.